La boda de Laura y Jonathan tuvo todos los ingredientes imprescindibles de una fiesta de 10.
En primer lugar, unos novios entusiasmados y positivos que ni el contratiempo de que Jonathan tuviese que ir con muletas hizo que cambiasen de actitud. Una familia super cariñosa que me trataron genial y unas amigas entregadas desde la preparación de la ceremonia, hasta la fiesta donde lo dieron todo. Una ceremonia al atardecer con una luz increíble y una celebración tipo coctel con varios puestos distribuidos por todo el espacio alumbrado por luces de verbena en el Cortijo de Enmedio.
