Cuando hago una boda en un sitio nuevo siempre me gusta ir unos días antes y ver localizaciones para la sesión de exteriores y el lugar de celebración donde será la cena y el baile. Cuando fuí a Señorío de Nevada me encantó el lugar; una bodega construida con ladrillo viejo y piedra de la propia finca rodeada de viñedos donde la luz de la tarde lo hace más bonito aún si cabe; la verdad que Ana y Manu no pudieron escoger mejor sitio para celebrar su amor.
Ana y yo nos conocimos hace ya unos cuantos años estudiando y cuando me escribió preguntándome si tenía libre el día de su boda me dió muchísima alegría.
Los dos disfrutaron muchísimo de su boda desde el primer momento donde todo fueron risas, emoción e invitados dispuestos a darlo todo.